Tras casi siete años de vigencia, el presidente de Ecuador, Rafael
Correa, puso punto final a la iniciativa Yasuni ITT, que proponía dejar
bajo tierra 920 millones de barriles de petróleo en el Parque Nacional
Yasuní, "el 20% de reservas comprobadas del país", a cambio de recaudar
3.600 millones de dólares (2.700 millones de euros). El mandatario ha
pedido la autorización de la Asamblea Nacional, donde tiene mayoría,
para iniciar la explotación.
"El mundo nos ha fallado", ha afirmado Correa, quien ha descartado que el fracaso del proyecto haya sido culpa de su gobierno. "Seguramente
hemos cometido errores por lo innovador de la propuesta pero les
aseguro que ninguna manera esos errores han sido decisivos", ha manifestado el mandatario en cadena nacional y ha añadido que "el mundo es una gran hipocresía".
El anunció presidencial ha desatado una dura polémica en las redes
sociales, que tiene enfrentados a detractores de la propuesta y
simpatizantes del presidente Correa. El hashtag #ElMundoNosHaFallado se ha convertido en Trending Topic. Mientras que decenas de ecologistas han reclamado una consulta popular en las afueras del Palacio de Gobierno.
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas
(Conaie), Humberto Cholango, una de las organizaciones sociales más
importante del país, ha dicho en twitter que "ahora toca a todos
ecuatorianos defender Yasuní y a los pueblos (indígenas) en aislamiento"
que habitan en ese sector de la selva amazónica. En el Parque Nacional Yasuní habitan dos nacionalidades: los Tagaeri y los Taromenan.
La Conaie, que tras el anuncio ha convocado una reunión de sus dirigentes, ya
planteó la posibilidad de convocar a una consulta popular para que la
población decida si quiere o no que se explote la reserva amazónica.
Justamente esa fue la consigna principal de la manifestación de
activistas ambientalistas que se dio esta noche en las afueras del
Palacio de Gobierno en Quito, mientras Correa anunciaba su decisión.
"No toquen el Yasuní", decían varias pancartas de los activistas que junto a ellos tenían a grupos de simpatizantes
del Gobierno que, resignados, defendían la decisión del mandatario. La
Policía separó a los bandos ante posibles roces que no llegaron a
ocurrir, aunque algunos de los ambientalistas anticiparon nuevas manifestaciones para los próximos días.
Correa, que dijo estar dolido por tomar tal decisión, achacó a la
comunidad internacional el fracaso de la iniciativa porque sólo se han
recogido 13,3 millones de dólares de aportes, lo que representa "apenas
el 0,37 % de lo esperado", dijo el mandatario. Ahora, el Presidente estima que los ingresos por la explotación podrían ascender a los 18.200 millones de dólares, que se destinarán a causas sociales.
El presidente Correa, en su mensaje, pidió a la población que
confiara en su decisión y alertó de posibles reacciones de grupos
ecologistas radicales. Según dijo, esta ha sido una de las decisiones más difíciles de tomar durante su Gobierno, que empezó en enero de 2007. Correa aseguró que la explotación afectará menos del 1% del Parque Nacional.
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