Miguel Febres Cordero Muñoz, (Cuenca, 7 de noviembre de 1854
- Premiá de Mar, 9 de febrero de 1910), conocido como Santo Hermano Miguel, fue
un religioso miembro del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y
educador ecuatoriano, considerado santo por la Iglesia católica. Es venerado el
9 de febrero.
Bautizado con el nombre de Francisco Luis Florencio Febres
Cordero Muñoz, al ser revestido con el hábito lasallista recibe el nombre de
Hermano Miguel.
Fue beatificado por el papa Pablo VI el 30 de octubre de
1977 y canonizado por el papa Juan Pablo II el 21 de octubre de 1984.
Una de sus frases para orar era: Acordémonos de que estamos
en la santa presencia de Dios y sus alumnos respondían: Y adoremos su santo
nombre. El cual ahora los alumnos de la Salle lo utilizan cuando toca la
campana de otra hora.
Nació con una malformación en sus pies dejándolo sin
movilidad durante cinco años aproximadamente, sus padres, siempre atentos al
cuidado de su salud. A la edad de cinco años comenzó a dar sus primeros pasos
debido a que él se encontraba mirando un rosal en el jardín de su casa cuando
grito "Miren qué hermosa es la señora que está sobre las rosas". Los
padres atendieron su llamado pero sin ver nada especial en ello, sin embargo el
niño continuo diciendo "Miren cómo es de hermosa. Tiene un vestido blanco
y un manto azul y me llama". En ese momento Miguel se había levantado y
comenzó a caminar, fue una sorpresa, la Virgen lo ayudó.
Miguel entró a la escuela en Cuenca fundada por los hermanos
lasallistas en 1863. En la escuela inició y perfeccionó su vida con ayuda del
catecismo y con los educadores. Ahí es donde surge su vocación de ser Hermano
Lasallista.
Los padres se oponían a la decisión de su hijo debido a que
ellos pertenecían a una clase social alta (burguesía) y los religiosos eran
pobres en ese tiempo en Ecuador ya que se dedicaban solo a la enseñanza.
Recibe el Hábito de Hermano de las escuelas cristianas el 24
de marzo de 1868, llamado religiosamente como el Hermano Miguel de gran
inteligencia destacable y sabiduría. Contribuyó durante el resto de su vida a
la enseñanza en las escuelas cristianas , su misión era la dedicación a la
enseñanza de tiempo completo a niños de todas las clases sociales, desde clases
elementales hasta superiores, acostumbraba dar clases de catecismo diarias.
Publicó un gran número de libros con adaptaciones de obras.
En 1907 es exiliado a Francia por el gobierno anticlerical
del presidente Eloy Alfaro. Más tarde es enviado a Bélgica y finalmente a
España.
Tiempo después el Hermano retrae una pulmonía y muere el 9
de febrero de 1910 en Premia de Mar. En 1937 durante la Guerra Civil temiendo
que sus restos fueran vandalizados fueron trasladados de España a Quito,
Ecuador.
Tiempo después el Hermano retrae una pulmonía y muere el 9
de febrero de 1910 en Premia de Mar. En 1937 durante la Guerra Civil temiendo
que sus restos fueran vandalizados fueron trasladados de España a Quito,
Ecuador
La noticia de su
muerte es acogida con emoción y llanto. La República del Ecuador proclama un
duelo nacional.
Hermanos y exalumnos del Hermano Miguel rivalizan en
admiración y encomio por sus virtudes. Los favores atribuidos a su intercesión
no tardan en multiplicarse. En 1923 se inicia en Quito y en Cuenca el proceso
informativo en vistas a la beatificación. Sigue en 1924 el de Barcelona. En
1936, durante la revolución española, se lleva a cabo el traslado al suelo
patrio de los restos mortales del siervo de Dios, que reciben una acogida triunfal.
La tumba del Hermano Miguel se convierte en centro de continuas
peregrinaciones.
Siguen obteniéndose gracias y favores celestiales por la
intercesión del Hermano Miguel; pero el milagro que ha obrado la curación de
Sor Clementina Flores Cordero pone en buen camino la causa del santo Hermano
hacia la Beatificación.
Llevados a término todos los requisitos acostumbrados, el
Papa Pablo VI, el 30 de octubre de 1977 procede a la Beatificación del Hermano
Miguel y a la del Hermano belga, Hermano Mutien-Marie. La grande asistencia de
peregrinos venidos de Bélgica, del Ecuador y de Italia, la acertada ceremonia y
las palabras inspiradas de Pablo VI en la homilía y en el Angelus, han hecho
inolvidable ese día para todos los afortunados participantes en la solemne
celebración de la Piazza San Pietro.
El mismo día de la Beatificación, precisamente durante el
desarrollo del sugestivo rito, se realizaba otro milagro: la Señora Beatriz
Gómez de Núñez, afectada de incurable "miastenia gravis", se sintió
completamente curada. Ya antes, con toda la familia, se había confiado a la
intercesión del santo Hermano, y, como coronamiento de sus oraciones, había
querido venir a Roma para la Beatificación.
Esta curación, reconocida como milagrosa, conlleva la
reapertura de la causa, y, en el Consistorio del 25 de junio de 1984, el
Pontífice Juan Pablo II fija para el 21 de octubre del mismo año la fecha de la
Canonización.
Hoy, el Papa Juan Pablo II, poniendo entre los Santos a este
religioso ecuatoriano, ofrece a la Iglesia entera y particularmente a la del
Ecuador el modelo de un religioso culto, pero sencillo y humilde, de un
catequista totalmente entregado a la obra de la evangelización, de un educador
que ha ayudado a tántos jóvenes y niños a encontrar el sentido de su vida en
Jesús y a vivir su fe como don y compromiso.
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