El desconocimiento sobre las verdaderas causas de la obesidad
dio lugar a la aparición de las primeras dietas y remedios “milagro” a
principios del siglo XIX. Por ejemplo, se recomendaba ingerir jabón tres
veces por semana para “disolver las grasas corporales”. En 1903, se
comercializaba en Estados Unidos el jabón contra la obesidad La Parle
que, según anunciaban sus fabricantes, “reducía la grasa sin necesidad
de dietas ni gimnasia”. ¡Y al módico precio de un dólar!
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