La insólita situación hizo que los propios residentes de Chongqing se pusieran a recoger el agua en botellas para guardarla como recuerdo. Con el mismo fin empiezan a concurrir a la ciudad los primeros turistas. Los pescadores y otros trabajadores que dependen del río continúan sus labores con normalidad, pese al peligro de una intoxicación, no solo en caso de una procedencia química de la sustancia colorante, sino también de su origen orgánico. |