Los diez ciegos más gloriosos de la música



1. Ray Charles: sencillamente, 'El Genio’ 

Como si de una enciclopedia se tratara, la figura de Ray Charles englobó desde el soul hasta el country, pasando por el rhythm & blues, el jazz, el blues y el góspel; y logró escapar de una adicción a la heroína que duró la friolera de 17 años. Billy Joel lo consideró más importante que Elvis Presley, y es el mejor cantante masculino de la historia en nuestra lista de los vocalistas más brillantes de todos los tiempos. Con todo, el artista conservó su humildad: “La música existió siempre y habrá música una vez que Ray Charles haya muerto”. Grande.



2. Stevie Wonder: exponente del funk

Si dejamos a un lado ese rincón llamado años 80 donde perdió el buen gusto por la música, podemos asegurar que Stevie Wonder es el autor de algunos de los mejores temas del sello Motown, poseedor de un cancionero esencial y un sexto sentido para el funk más sudoroso y temporal. Este Superstition tocado en directo Barrio Sésamo no tiene desperdicio:




3. José Feliciano: el primero que se atrevió a versionar a The Doors

Robby Krieger, autor del Light my fire, quedó impresionado cuando escuchó la versión que hizo de ese tema José Feliciano en 1968, justo un año después de que The Doors publicaran la original. Según Krieger, Feliciano fue el primero que se atrevió con el clásico de The Doors, logrando un arreglo para la canción muy diferente. 




4. Moondog: El Vikingo de la Sexta Avenida

Un buen día, Louis Thomas Hardin decidió coserse una túnica inspirándose en su idea del dios nórdico Thor, y convertirse así en uno de los músicos callejeros más estrambóticos y populares de Nueva York. De ahí que le apodaran El Vikingo de la Sexta Avenida. Así suena su Do your thing:






5. The Blind Boys of Alabama: toda una institución

¿Te imaginas que la ONCE decide montar un grupo de músicos ciegos que toquen flamenco? Pues algo así, pero en versión americana, ocurrió con The Blind Boys of Alabama, una banda de cantantes invidentes formada a finales de los años 30 por el Instituto de los Negros Ciegos de Alabama. Lógicamente, ellos no le dan al cante jondo, sino al góspel. Para la primera temporada de la serie The Wire, grabaron esta soberbia versión del Way down in the hole, de Tom Waits:



6. Rahsaan Roland Kirk: los saxos, a pares

El músico de jazz Rahsaan Roland Kirk no sólo fue un gran intérprete y un estupendo improvisador, sino que además consiguió hacer de sus actuaciones todo un reto en directo, con hazañas como tocar dos saxos a la vez ante las caras de estupefacción del público. Bizarro y prodigioso a partes iguales. Aquí lo tienes:






7. Blind Willie Johnson: el ciego universal del blues

Si hay algo que con toda seguridad une a músicos como Jimmy Page, Bob Dylan, Eric Clapton y Jack White, es el genial Blind Willie Johnson, un artista que nació, vivió y murió en la pobreza pero que logró dejar su alma y su garra en algunas de las piezas de blues más influyentes de la música norteamericana. Ojo a su control de la técnica slide (deslizamiento del dedo sobre la cuerda) en su bíblico tema Dark was the night, cold was the ground: 





8. Tete Montoliu: la elegancia al piano

Dicen que el músico catalán decidió aprender a tocar el piano escuchando los discos de otro pianista invidente, el gran Art Tatum. Pero Tete no se conformó con el jazz, ya que también exploró otros géneros como el bolero. Puedes comprobarlo en esta elegante versión de El día que me quieras junto a la voz de Mayte Martín, grabada en directo en 1996, un año antes de la muerte de Montoliu.



9. Jeff Healey: un virtuoso del blues-rock

Fue uno de los mejores guitarristas blancos de blues durante los años ochenta y noventa, un auténtico virtuoso que desarrolló una rapidez asombrosa en sus dedos. Entre otros grandes nombres, Healey se ganó el reconocimiento de los tres monstruos que le acompañan en esta versión en directo de See the light: Dr. John, Marcus Miller y Steve Jordan. Casi nada.



10.- Tulio Enrique León: mis ojos por un órgano Hammond.

El venezolano Tulio Enrique León pudo operarse de la vista, pero prefirió invertir el dinero en la compra de su primer piano. Después llegaría su pasión por el órgano Hammond, que exprimió para grabar un puñado de sabrosas cumbias con títulos tan sugerentes como La porra caimaneraLa pollera amarilla (escúchala bajo estas líneas) o Cumbia algarrobera.
periodistas de las calles

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