Cómemelo todo: guía para disfrutar del sexo y los alimentos


Chica enganchada a un concurso televisivo de cocina porque le gusta uno de los concursantes (en adelante, ‘chico’), chico expulsado del programa, chico organiza cenas privadas a través de una plataforma online, chica compra todas las plazas de una cena, chica le cuenta a chico que le pone mucho, chico da de cenar a chica sin usar los cubiertos, ambos acaban siendo el postre del otro (con erotiquísimo resultado). Esa sería la versión resumida y apta para todos los públicos de Eat With… Me (podéis ver la versión soft del trailer aquí), el último episodio de la plataforma XConfessions –parte de la productora de cine adulto Lust Films–, que utiliza las fantasías reales de sus usuarios para producir cortos de alto voltaje en los que desde los diálogos hasta la dirección de arte o la música se cuidan al detalle, consiguiendo un material disfrutable mucho más allá del sexo.




Cuando descubrí la existencia de ese material, en lugar de dejarme llevar por la lujuria y abandonarme al placer carnal –ya sabéis que aquí somos más de contención, cilicio apretado y misa de diario– pensé, una vez más, en lo natural que resulta relacionar sexo y comida en la teoría y lo complicado de llevarlo a cabo con éxito en la vida real. Seamos sinceros: ninguno de nosotros quiere ser el que recoge la cocina después de la mítica escena de Nueve semanas y media –y espero que nadie se haya lanzando a practicar sexo oral después de comerse un jalapeño, o el receptor conocerá el lado oscuro de la capsaicina–, untarse con miel acaba siendo la guarrería más grande del mundo (en el sentido menos deseable) y del chocolate si eso, ya hablamos otro día.

Por eso decidí preguntar a los profesionales que habían urdido esa escena de alto voltaje sobre sus consejos para combinar sexo y comida con un resultado más cercano al de una fantasía erótica que al de la Tomatina. Erika Lust, la directora del corto y jefaza absoluta de la productora –hasta ahora han lanzado 7 películas y varios cortos, todos ellos premiados en festivales internacionales– y Nicolas Baud y Xavi Morón, los cocineros de Hidden Factory, una antigua fábrica de cobre del Raval barcelonés que hace las veces de escenario, se mostraron encantados con la idea de ayudarme a encontrar ese Shangri-la donde la comida y el sexo nos llevan de la mano hasta la felicidad absoluta. Como bonus, la nutricionista Magda Carlas nos ayudará a intentar desvelar un enigma relacionado con el sexo y la alimentación.
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   Marc Morato, por una alimentación equilibrada / LUST FILMS


COMER Y F****R, TODO ES EMPEZAR



Erika tiene claro por qué la comida nos remite al sexo, y viceversa. Para ella son “las dos expresiones máximas del vitalismo más puro, de las ganas de vivir y de disfrutar”. Matiza que, además, lo son “de una forma totalmente visceral, dos de esas actividades misteriosas a las que uno se entrega con la cabeza, pero sobre todo con el cuerpo. Sin sexo no hay vida, y sin comida tampoco”. Xavi apunta a la posibilidad de que la conexión empiece por el hecho de que “ambas están relacionadas con el sentido del tacto dentro de la boca, el hecho de sentir y apreciar texturas, sabores y temperaturas con la lengua o los labios”, algo que Nicolas apoya, matizando que ambas son “dos cosas primitivas para el ser humano, relacionadas con su salud y su cultura”.



Respecto a la supuesta capacidad de algunos alimentos para predisponer al sexo, en Hidden Factory creen tanto en ellas que organizan cada 2 o 3 meses cenas afrodisíacas, siempre con una temática diferente y una puesta en escena y una gastronomía muy cuidadas que conviertan el menú en una experiencia completa. “En ellas hay erotismo, arte, música, poesía y comida, pero todo dentro de un ambiente relajado y sensual”, asegura Xavi. La próxima velada tendrá lugar el 25 de abril y será una noche mágica junto a la compañía Prostíbulo Poético y una pareja de artistas especialistas en Shibari (se puede reservar desde su página en Facebook). Erika, que antes de nada aclara que no es una experta en la materia, supone que “alguna historia química habrá por ahí que funcione con ciertos alimentos que te hagan segregar sustancias que sean útiles para tener sexo”, pero jamás creería que “por comer unos higos o algo así te vayas a convertir en una máquina del sexo si tú de entrada no te sientes predispuesta y a gusto”.



Todos coinciden en que la actitud ayuda bastante. Para Nicolas hay alimentos con texturas, olores, formas o sabores que invitan al sexo, pero tiene claro que “la actitud apoya o no este efecto. Hay varias maneras de comer o de preparar desde un plato hasta una simple fruta, y esto es lo que hará que el erotismo se potencie más o menos en cada momento”. Además, Erika asegura que comer con alguien puede ser una experiencia de seducción compartida alucinante “porque te relaja, te predispones a disfrutar y divertirte en general, y pones a funcionar los sentidos de tu cuerpo para experimentarlo todo más intensamente (la percepción sensorial por supuesto se entrena)”. Xavi remata con un “para nosotros todos los alimentos y el acto de cocinar son sensuales, bellos y profundamente eróticos” que da para una ovación cerrada y ganas de pasar a la parte práctica.

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  No se te ha aparecido la Virgen de la Santa Vagina, es una ostra / LUST FILMS


CON LAS MANOS EN LA MASA



De entrada nuestros entrevistados se muestran reacios a la hora de dar consejos al respecto –Xavi llega a apuntar que seguramente donde él “recomendaría un plátano calentito, otros preferirían un chuletón bien sangriento” y que “los gustos en la comida y en el sexo son tan subjetivos que cada uno debe explorar su propio camino”, pero poco a poco se sueltan. Erika comparte su fascinación por las ostras –es la segunda vez que aparecen en un corto como alimento erótico–, “los alimentos con formas sugerentes: higos, ostras, espárragos o papayas, y según que cosas que se puedan comer con las manos”. También le parece sexy la comida fresca y aromática, como la menta y la fruta, y no es “muy fan de cosas pringosas como la miel o la nata, aunque puntualmente pueden tener su gracia si lo que quieres precisamente es eso”.

Nicolas defiende que “se puede utilizar cualquier alimento: unos callos, una fresa, un mochi o lo que sea”. La base de su planteamiento está en la diversidad de maneras de abordar tanto la comida como el sexo, y el convencimiento de que “la invitación se hace con una actitud: hay que jugar, sino es solo comida o solo sexo”. Más allá de comer, Xavi cree que puede ser muy erótico “amasar con las manos, sobre la mesa de madera de nuestra cocina, pasta fresca, pan o lo que sea. Incluso rellenar el pavo de acción de gracias” y ese tipo de actos tan físicos como primitivos.


La idea del amasado enroca con una idea de Erika respecto a “sacar el sexo de la cama, con y sin comida”. A priori el lugar que le parece más lógico para mezclar ambas cosas es la cocina, un potencial generador de “polvos épicos en las mesas y las encimeras”. También recuerda una confesión que recibieron, de una pareja “que iba de picnic a un lugar muy alejado y acaban teniendo sexo en el campo. Ah, y también había unos voyeurs. El picnic parece una buena opción... los voyeurs son opcionales”. A Nicolas le gusta “comer y follar en cualquier sitio” y Xavi, socarrón, agradece tener “un baño o un grifo de agua y unas toallas o papel de cocina cerca, para retirar los excesos de salsa”. Erika matiza que “lo fundamental, si vas a llevar comida a la cama, es que no seas muy escrupuloso/a y que te entregues al placer sin que te importe ensuciarte o que se manchen las sábanas”.



Aunque a nuestros chefs les cuesta mencionar alimentos a evitar, Erika no recomienda empezar con “comidas pesadas, que te vayan a dejar con la tripa hinchada y ganas de dormir la siesta, o que te dejen un aliento de mil demonios, como platos con ajo fuerte”, y Xavi secunda con la boca pequeña lo de prevenir la somnolencia. Nicolas se niega en redondo a definirse, y utiliza un argumento de peso para justificarlo. “Me encantan las ostras, me pueden poner muy cachondo, pero, al revés, hay personas que las odian. Es un juego, una manera de hacer”. Erika quiere terminar compartiendo una frase que le enseñó un chef danés con el que salió cuando tenía 21 años y que utiliza a menudo: "El vino es el mejor lubricante".


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    Espárragos: sí, pero no tragues / LUST FILMS
SEMEN LO QUE COMEMOS 

Vamos con otro de los temas que relaciona directamente sexo y comida: el de los alimentos que afectan al sabor de los fluidos corporales. La nutricionista Magda Carlas asegura que de entrada no hay estudios al respecto, “porque es más una cuestión lúdica que de salud”. Pero acto seguido también nos informa de que hay algo similar sobre lo que sí se han hecho kilos de literatura –porque ahí está en juego la alimentaciñon de un bebé–: cómo afecta lo que se come al sabor de la leche materna, "que no deja de ser un fluido, así que podemos aplicarle los mismos principios". “Hay un consenso generalizado sobre la capacidad de los espárragos para aportar un matiz distinto a los fluidos”, asegura Carlas. “También está la col, el brócoli, el ajo y según algunos entendidos, el alcohol en dosis elevadas puede dar un matiz desagradable”.
Sin ser comida, pero relacionado estrechamente con el tema, nos cuenta que “los fármacos como tranquilizantes, antidepresivos y otros que se toman crónicamente, si son en dosis altas, pueden cambiar el sabor de los fluidos”. También se dice que las personas diabéticas tienen fluidos de un sabor más edulcorado, algo que según Carlas no deja de tener una cierta lógica. “Lo que comes influye en todo, y el aspecto higiénico-sexual no es menos”, sentencia, “lo recomendable es comer cuanto más sano, mejor, equilibrado y con predominancia de vegetales y frutas, con proteínas animales controladas, poco café y controlando la cantidad de especias, que también pueden dar matices extraños de sabor”.
También recuerda la importancia de la hidratación: los fluidos seminales y vaginales son en su mayor parte agua, así que cuánto más hidratados estemos, más diluido y menos agresivo será cualquier sabor que puedan tener. No podía evitar preguntarle si es cierto que el zumo de tomate mejora el sabor del esperma y genera más cantidad o Nacho Vidal lleva haciéndole publi a Granini desde el año 2005 por la cara, y su respuesta fue bastante escéptica. “Al fin y al cabo el zumo de tomate es agua, betacaroteno, azúcares y colorante, así que volvemos a lo de la hidratación, y poco más fundamento tiene esa suposición”.
fuente : http://blogs.elpais.com/el-comidista/
periodistas de las calles

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