Joven tu decides parte I-Lucio Edwin Gutiérrez Borbúa


En este blog trataremos de brindarles una pequeña bibliografia de los proximos candidatos a la presidencia del Ecuador en el 2013, su trayectoria, sus estudios y sus pensamientos. Esperamos servirles de ayuda para que poco a poco los jovenes ecuatorianos aprendamos a ser criticos, manifestemos nuestras exigencias para el progreso del país y sobre todo tomemos conciencia que en nuestra decision esta el futuro del Ecuador...


Comencemos on esta lista con:



 Lucio Edwin Gutiérrez Borbúa es un político, ingeniero civil y ex militar ecuatoriano, nacido en la ciudad de Quito, (Ecuador), el 23 de marzo de 1957. 


Fue Presidente de Ecuador del 15 de enero de 2003 al 20 de abril de 2005. 


Actualmente es líder de la agrupación política Sociedad Patriótica.


-Estudío en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe) en Quito
.Ingeniero civil y licenciado en administración. 
.Licenciado por Escuela de Educación Física del Ejército en Río de Janeiro; 

El 21 de enero del 2000, Lucio Gutiérrez participó en una rebelión que derrocó al presidente constitucional Jamil Mahuad, junto a Antonio Vargas, presidente de la Conaie y Carlos Solórzano, ex-presidente de la Corte Suprema de Justicia.


Jamil Mahuad

Lucio Gutierrez y Antonio Vargas
Carlos Solorzano




Apoyo del PCMLE para la caida de Mahuad

Indigenas apoyando la caida de Mahuad

Lucio Gutierrez apoyando la revuelta

El triunbirato

Para elecciones presidenciales para el 2002, fué candidato presidencial por el partido Sociedad Patriótica, en alianza con el movimiento Pachakutik y el MPD, siendo elegido Presidente de la República.

Lucio Gutiérrez en la campaña presidencial del 2002 portando la bandera de su aliado político el MPD –Listas 15.
Foto extraída del periódico “Rebeldía”, informativo de la Juventud Revolucionaria del Ecuador (filial del MPD); número 59 del mes de Diciembre del año 2002.
Lucio Gutierrez

El 9 de diciembre del 2004, destituyó la Corte Suprema con el apoyo de las cúpulas militares, colocando a Guillermo Castro Dager como presidente de la Corte, abogado de amistad comprobada con el ex mandatario Bucaram, cristalizando el denominado «Pacto de las Guayaberas» alcanzado en una visita de Gutiérrez al hotel de residencia del primero de estos en Panamá. 






El acuerdo permitió el retorno del ex mandatario por la vía de la anulación de sus juicios. El saldo del acuerdo produjo también la caída del presidente Lucio Gutiérrez.



Lucio Gutiérrez, está realizando varias conferencias en universidades del Ecuador y del Mundo, en temas relacionados con política y economía globales; así como en perspectivas de liderazgo y manejo de crisis. Otra actividad del ex presidente es la reorganización de todas las estructuras de su agrupación política, el Partido Sociedad Patriótica.

Lucio Gutiérrez regresó al Ecuador con la finalidad de entregarse a las autoridades. Sin embargo el 3 de marzo de 2006, fue liberado por no haberse encontrado pruebas de los delitos que se le acusaban, por lo que fue sobreseído por la Corte Superior de Justicia de Quito.


Posteriormente, proclamó su candidatura para las elecciones de octubre de 2006, realizando su campaña política en todo el país, pero no pudo presentarse a la contienda electoral debido a que el Congreso Nacional le suspendió los derechos políticos por dos años, mediante una ley con efecto retroactivo. Gutiérrez luego participó en las elecciones presidenciales de 2009, donde quedó en segundo lugar.


Reseña de su trayectoria presidencial

Gutiérrez amplió su relación de contactos con los actores sociales ecuatorianos, e incluso viajó a Estados Unidos para entrevistarse con empresarios, banqueros y representantes del FMI, a quienes causó una buena impresión al asegurarles que un gobierno suyo respetaría la dolarización, mantendría el diálogo con el organismo financiero sobre un préstamo de contingencia de 240 millones de dólares y cuidaría la austeridad fiscal, un punto este último que se antojaba difícilmente conciliable con la prometida expansión del gasto social del Gobierno.


De paso, Gutiérrez se etiquetó por primera vez como un político de "centro-izquierda", negó que pudiera ser la tercera ficha de un dominó ideológico en América Latina luego de los triunfos de Chávez en Venezuela y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, y aclaró que apoyaba la presencia de militares estadounidenses en Manta, todo lo cual generó suspicacias en el movimiento indígena.




El 24 de noviembre, arropado por una masa de enfervorizados partidarios, Gutiérrez acudió a votar en su colegio quiteño vestido "por última vez" con la indumentaria paramilitar de color verde oliva con que había realizado toda la campaña, y exudando triunfalismo. Al cabo de una jornada electoral impecablemente democrática, el escrutinio otorgó la victoria a Gutiérrez sobre el magnate de Guayaquil con el 54,3% de los votos.

En sus primeros momentos como presidente electo, Gutiérrez anunció un gobierno pluralista y de concertación nacional, con inclusión de representantes de los movimientos sociales a la vez que banqueros y hombres de negocios de probada honestidad. Tanto el Pachakutik como el MPD obtendrían ministerios. También, indicó que tras asumir enviaría al Congreso sendos proyectos de ley para despolitizar los tribunales de justicia, crear la cuarta función del Estado, la de control y rendición de cuentas, reducir el número de diputados, reformar el código electoral y modernizar el aparato burocrático.

La salida adelante de esta reforma política y estatal se auguraba complicada, ya que Gutiérrez iba a tener que negociar con el atomizado Congreso que produjeron los comicios del 20 de octubre, los cuales sólo otorgaron 13 escaños sobre 100 a las candidaturas del PSP y el Pachakutik, bien como lista conjunta, bien concurriendo por separado. Entre los escaños ganados estaban los de la futura primera dama, Ximena Bohórquez, por Pichincha, el hermano menor de Gutiérrez, Fausto Gilmar, también militar de carrera, por Napo, y un primo materno, Aníbal Renán Borbúa Espinel, por Guayas. Además, Gilmar Gutiérrez y Renán Borbúa eran respectivamente el presidente nacional del PSP y el jefe del partido en Guayaquil.

Aparte, un puñado de candidatos de ambas formaciones obtuvo el escaño en algunas circunscripciones dentro de listas conjuntas con partidos de izquierda. Contrastando vivamente con lo sucedido en las presidenciales, el PSC, el PRE y la ID, esto es, los partidos dominantes tradicionales, se hicieron con las bancadas más nutridas del hemiciclo.

Para tranquilizar a los descontentadizos del Pachakutik a raíz de su viraje a la moderación entre los turnos electorales, Gutiérrez aseguró que no iba a aplicar un paquetazo, es decir, medidas de ajuste traumáticas de la economía, porque "los ecuatorianos no resisten más". Ya entonces, a modo de análisis prospectivo, cabía aventurar que el nuevo mandatario ecuatoriano se exponía a correr la suerte de otros líderes sudamericanos aupados al poder con muy parecidas o idénticas promesas de luchar contra la corrupción y la pobreza rampantes, es decir, que en un tiempo muy breve viera evaporarse su popularidad. Lo cierto era que los esperanzados votantes de Gutiérrez, que no estaban homogéneamente repartidos en todos los ámbitos sociales y geográficos del país, ya que predominaban abrumadoramente los indígenas y mestizos del interior serrano, ansiaban apreciar con la mayor prontitud una mejora sustancial en sus deplorables condiciones de vida.

En este sentido, la accidentada cuenta atrás de la toma de posesión de la Presidencia con un mandato de cuatro años el 15 de enero de 2003, a la que asistieron varios presidentes de la región inclusive Chávez y el recién inaugurado Lula de Silva, podía ser vista como un aviso de entrada a Gutiérrez. En los días previos al evento, en el que lanzó la advertencia lapidaria "o cambiamos al Ecuador o morimos en el intento", el antiguo uniformado desató una tormenta política con su declaración de que los nueve ex presidentes vivos del país deberían "ir a la cárcel" por su responsabilidad "en el desastre nacional". Gutiérrez arremetió especialmente contra el veterano político guayaquileño Febres Cordero, que seguía conservando un considerable ascendiente en la política nacional desde que terminó su mandato presidencial en 1988, a quien llamó "el personaje más nefasto del país".

http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/lucio-gutierrez-agita-el-avispero-134848.html

Gutiérrez se vio obligado a retractarse de estos comentarios y a pedir disculpas públicamente, y también hubo de abandonar su intención inicial de prestar juramente de su cargo, no ante el pleno del Congreso, sino "ante el pueblo", en un foro alternativo que no especificó. Por si fuera poco, las negociaciones emprendidas con los partidos de la oposición para intentar asegurarse una mayoría de respaldo en el Congreso no prosperaron. Este rosario de tropezones, insólito en un mandatario que ni siquiera había tomado posesión aún, mereció duras reprimendas de la prensa ecuatoriana, que presentó los tempranos bandazos de Gutiérrez como los propios de un líder impulsivo y bisoño, acostumbrado a las fórmulas autoritarias de la milicia y no familiarizado con las formalidades y mecanismos de la institucionalidad civil. 

  
Temprano giro a la derecha y ruptura con el principal colectivo indígena
Quienes entre las élites políticas y empresariales tradicionales habían temido que el Ejecutivo, con Gutiérrez al timón, tomara una deriva populista de izquierdas, empezara a aplicar medidas de corte socialista o impusiera soluciones expeditivas al estilo "castrista" o "chavista" quedaron rápidamente aliviados. Al contrario, la frustración afloró en los partidos de la izquierda, los sindicatos y los colectivos indígenas al ver cómo el ex coronel, a las primeras de cambio, se desdecía de las promesas electorales de contenido social y se sometía a las directrices liberales. 





El 19 de enero, a los cuatro días de empezar a gobernar, en un vuelco que recordó el dado por Bucaram nada más iniciar su mandato en agosto de 1996, el presidente y su ministro de Economía y Finanzas, Mauricio Pozo Crespo, anunciaron a la nación un "Programa de Ordenamiento Económico y Desarrollo Humano" que contemplaba el incremento inmediato de los precios de los combustibles, la congelación de los salarios en el sector público y reducciones en los gastos del Estado. Como compensación, el llamado bono solidario, que recibían 1.200.000 ecuatorianos, subía de 11,5 a 15 dólares.


"Con profundo dolor asumo la responsabilidad de las medidas y pido la comprensión y el apoyo de todos los ecuatorianos", dijo el presidente en su alocución televisada. El Gobierno reconoció que lo que tenía entre manos era un programa de ajuste, pero "no tradicional", por fijarse metas tanto de ingresos como de gastos. Las medidas, proseguía el Gobierno, eran insoslayables debido al voluminoso déficit fiscal heredado de la Administración de Noboa Bejarano.

A continuación, el 9 de febrero, Gutiérrez inició en Estados Unidos un viaje no oficial de seis días. El 10 de febrero asistió a la firma por el ministro Pozo en la sede del FMI en Washington de una carta de intenciones sobre la liberalización de los precios, el manejo cuidadoso de los ingresos fiscales, la introducción de reformas en los terrenos laboral, tributario y arancelario, y el pago de la deuda externa, que entonces alcanzaba los 16.400 millones de dólares. A cambio, el país andino recibía del FMI un crédito de 200 millones de dólares y la elegibilidad para obtener otros 500 millones más a cuenta del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En la jornada posterior, el presidente comunicó a su homólogo anfitrión en la casa blanca, George W. Bush, que el Ecuador deseaba convertirse "en el mejor amigo y aliado de Estados Unidos en la lucha permanente por alcanzar la paz en el mundo, fortalecer la democracia, reducir la pobreza, combatir el narcotráfico y terminar con otra lacra humana como es el terrorismo". De estas palabras se desprendía que Quito aceptaba participar en el Plan Colombia y levantaba cualquier objeción al convenio sobre el uso conjunto de la Base Aérea de Manta hasta 2009.

Sectores de la CONAIE y el Pachakutik, que tenían a dos líderes históricos en el Ejecutivo, Nina Pacari Vega, ministra de Relaciones Exteriores, y Luis Macas Ambuludi, ministro de Agricultura y Ganadería, acusaron a Gutiérrez de estar enajenando la soberanía nacional con sus primeras decisiones de puertas afuera. Además, el presidente se puso a cortejar con acciones clientelistas de entrega de prebendas y dádivas a una ONG de nuevo cuño que se erigió en rival de la CONAIE, el Frente de Defensa de los Pueblos Indígenas Campesinos y Negros del Ecuador (FEDEPICNE). Ahora bien, la inquietud de la opinión pública, aquí sin distingos de ideología, comenzó a manifestarse también en relación con los fuertes indicios de nepotismo presidencial.

Si la condición de diputados del PSP de la esposa, el hermano menor y un primo del presidente no presentaba ninguna incompatibilidad, las dudas y el estupor resultaron inevitables a medida que fue conociéndose el número impresionante de parientes sanguíneos y políticos que estaban recibiendo un despacho o una prebenda en la función pública del Estado. De entrada, el presidente colocó a sus tres hermanas: Janeth, a quien hizo su secretaria particular, Paola, a la que nombró coordinadora general de Banco del Estado (BEDE), y Susana, encargada de misión en la Embajada ecuatoriana en Buenos Aires.

El esposo de Janeth Gutiérrez, Gualberto Napoleón Villa Barragán, coronel retirado de la Policía, fue designado presidente ejecutivo del Fondo de Solidaridad, un organismo clave encargado de financiar los programas de desarrollo social, aunque su gestión aquí iba a ser efímera. Varios familiares del cuñado del jefe del Estado recibieron importantes nombramientos en el Fondo de Solidaridad y en las empresas estatales Petroecuador, Petrocomercial, Petroproducción y Pacifictel, así como en el servicio diplomático.

El apellido Borbúa, es decir, la familia carnal del presidente por parte de madre, también abundaba en las instituciones del sector público. Por ejemplo, un tío, Mario Aníbal Borbúa Bohórquez, antiguo gobernador de Napo, era el gerente general del Fondo de Inversión Social de Emergencia (FISE). Y lo mismo sucedía con la familia materna del primo Renán Borbúa. En añadidura, una hermana de la primera dama, Rocío Bohórquez Romero, tomó asiento en el Directorio de Andinatel y en calidad de presidenta del mismo, un puesto que cabía calificar de sinecura.

Todo prácticamente sin solución de continuidad, los entresijos de la familia presidencial desembocaron en un galimatías de recriminaciones atizadas por propios y extraños. El 7 de abril, cuando ya habían tenido que dimitir cinco altos cargos del oficialismo, entre ellos el ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda, Nelson Álvarez, tras revelarse que arrastraba una orden judicial de arresto por estafa desde 1996 y una denuncia por falsificación de documento bancario y desfalco desde el año pasado, y el propio Supercuñado del presidente, Napoleón Villa, acusado de haberse embolsado irregularmente haberes de la Policía en 1994, Ximena Bohórquez, que no vivía en Carondelet y que a todos los efectos estaba separada de su marido, generó un nuevo escándalo al declarar al periódico El Universo que su marido había errado en la selección de funcionarios, que el Gobierno debía "entrar en un sano proceso de depuración" y que el país merecía "respeto" y "transparencia".

Gutiérrez reaccionó inmediatamente, tachando de "lamentables" y "rayanas en los límites de la inmoralidad" las declaraciones de la primera dama, pero se vio obligado a dejar caer a más allegados identificados por la prensa como integrantes de la "red" de familiares y amigos, y como beneficiarios de las "cuotas" de poder pactadas por el presidente. La puesta en marcha del Sistema Anticorrupción del Ecuador (SAE) a partir de una Comisión adscrita a la Presidencia no impresionó a unas cabeceras de prensa decididamente fiscalizadoras y hostiles que endilgaron al cabeza de tal comisión, el dirigente del PSP Alejandro Nájera, la elaboración de "listas negras" de "enemigos" del Gobierno, entre los que habría numerosos periodistas, y la comisión de espionajes telefónicos.

El ambiente se enrareció más a partir del 12 de abril, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia anunció que las autoridades del país estaban colaborando con las ecuatorianas en el esclarecimiento de un presunto complot para asesinar a Gutiérrez; los anónimos conspiradores habrían contratado a sicarios de Cali para perpetrar un "atentado" contra la vida del presidente. El 6 de julio, el MPD, que tenía dos ministros en el Gobierno, abandonó el barco del oficialismo por la "derechización" del presidente. El primero de agosto dimitió sin dar una explicación satisfactoria el ministro de Gobierno y Policía, Mario Canessa Oneto. 

Cinco días después de la salida de Canessa, poniendo el colofón a unas relaciones tormentosas que habían tomado este vericueto el mismo día de la asunción del Ejecutivo, y al tiempo que el Congreso derrotaba un proyecto de ley enviado por el Gobierno para introducir controles en la contratación de trabajadores estatales y podar la burocracia, la CONAIE y el Pachakutik declararon rota la coalición porque el presidente, así rezaba el duro manifiesto de la ONG indígena, había "traicionado el mandato que le fue entregado por el pueblo ecuatoriano" desde el momento en que firmó la carta de intenciones con el FMI, asumió el principio de la privatización de los activos del Estado, flexibilizó el mercado laboral, reformó la fiscalidad y lanzó "una reforma de la Seguridad Social que busca destruirla". El grupo de los ahora dimitidos Pacari, Macas y Doris Solís Carrión, ministra de Turismo, se desligaba de "cualquier responsabilidad" por la actuación del Gobierno y llamaba a los ecuatorianos a movilizarse y a expresar "su rechazo a un régimen que se caracteriza cada vez más por la corrupción y el entreguismo".

La espantada de sus socios indígenas e izquierdistas dio a Gutiérrez plena libertad para, por necesidad legislativa y, al parecer, también por convicciones personales, negociar el soporte de los partidos escorados al centro y la derecha, empezando por el PSC. El 17 de diciembre de 2003 se hizo cargo del Ministerio de Gobierno y Policía un antiguo lugarteniente de Rodrigo Borja, Raúl Baca Carbo, mientras que para la Secretaría General de la Administración Pública fue reclutado el ex ministro con Durán-Ballén y ex diputado del PUR Xavier Ledesma Ginatta.

Antes de terminar 2003, la CONAIE celebró una denominada Asamblea de los Movimientos Indígenas, Campesinos, Sociales y Partidos Políticos de Izquierda y Democráticos, la cual, ya sin tapujos, llamó a forzar la salida del poder del "traidor" Gutiérrez "por no ser coherente con los principios y programas que le permitieron triunfar en las urnas y por haberse subordinado una vez más al PSC y a los planteamientos del FMI, que han profundizado el modelo neoliberal, la corrupción y pobreza para el 80% de los ecuatorianos". La CONAIE expresó también su "rechazo a la política dictatorial y autoritaria" del Ejecutivo, en referencia a la represión policial de una huelga de maestros y de varias movilizaciones de los colectivos indígenas y campesinos.
periodistas de las calles

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