Un criovolcán es literalmente un volcán extraterrestre de hielo y agua. A pesar de las bajas temperaturas y materiales que componen y expulsan los criovolcanes, su estructura básica es prácticamente idéntica a los volcanes de roca derretida como los de la Tierra. Esto evidencia que los volcanes no se forman necesariamente por altas temperaturas, sino por diferencias considerables de temperaturas; en este caso, la baja temperatura del hielo con la poco más altas temperaturas del agua (poco más de 0 ºC). En ellos, el agua líquida juega el papel del magma o lava, mientras el hielo juega el papel de roca.
En lugar de lava, estos volcanes expulsan elementos volátiles como el agua, amoníaco o metano.1 Estas sustancias generalmente líquidas se llaman criomagma, aunque pueden ser también en forma de vapor. Después de la erupción, el criomagma se congela en forma sólida a causa de las bajas temperaturas del espacio. Esto es análogo, en la tierra, a la solidificación de la lava.
Los primeros criovolcanes descubiertos fueron los del satélite Triton de Neptuno, durante el paso del Voyager 2 en 1989.
La sonda Cassini-Huygens encontró criovolcanes de metano en Titán, y este vulcanismo sigue considerándose como la fuente principal del gas en su atmósfera. Algunos científicos piensan que estos criovolcanes podrían albergar vida extraterrestre, del mismo modo que los respiraderos hidrotermales que albergan todo un ecosistema en el seno del desierto biológico de las fosas marinas.
Fuente: Wikipedia