Los poetas y músicos han tratado de interpretar el sentir del pueblo mediante las canciones, unas para una época o circunstancia, pero las hay para toda la vida. Un tema siempre recordado por el presidente, es el tango argentino “Cambalache” compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo, que denuncia los males de su época y sociedad, cuyo contexto universal se aplica a cualquier época y país del mundo.
Luego de la revolución de los “barbudos” en Cuba, la juventud latinoamericana de los años 60 y 70, compusieron y adaptaron canciones de corte político subversivo, puestas en boga por ideólogos de izquierda.
Revolución de los barbudos / Fidel Castro y algunos lideres de la revolución
La presidenta de la Asamblea Nacional, mandó a comer desechos orgánicos a un grupo de ciudadanos, parafraseando “Que la tortilla se vuelva” una famosa canción de la década del 60, interpretada por el grupo chileno Quilapayún y Víctor Jara, que fuera compuesta por el español Chicho Sánchez Ferloso, autor de música protesta de izquierda en la época de la Guerra Civil Española por 1936, y que derivó paulatinamente al anarquismo.
Una de las mejores interpretaciones del grupo ecuatoriano Illiniza de la época de los 80 y 90 es la canción “Gracias le queremos dar señor gobierno”, que suele ser entonada y bailada en las canturrias de malanochados izquierdistas, la que recomiendo la escuchen la ciudadanía y los actuales candidatos, porque es otra de las canciones que no pierden actualidad. La misma dice:
“Al ver que van a acabar con la patria en que nacimos…/ Que nuestra patria ha cambiado es de todos bien sabido, pues no hay quien no haya notado los abusos cometidos. / Y no tiene parangón lo que ha hecho este gobierno, que ha convertido en infierno nuestra querida nación. / Gracias le queremos dar señor gobierno, por permitir el infierno en que vivimos. / Si de hambre no morimos, moriremos del pesar; al ver que van a acabar con la patria en que nacimos” …
Concluye diciendo “Para no parar la cuenta le digo con sensatez, que hoy nuestra patria es democracia al revés. Al final de esta encuesta, no podemos concebir nos vayan a prohibir todos los cantos protesta.”
“El derecho de vivir en paz” fue grabada por Víctor Jara en 1971 en solidaridad con el pueblo vietnamita ante la invasión de Estados Unidos, la potencia militar más importante del mundo en la Guerra Fría, y que entonces intervino económica y militarmente en esa y otras naciones buscando frenar la expansión del comunismo. Inspirado en la obra teatral Viet Rock de la dramaturga estadounidense Megan Terry, que Jara dirigió en 1969 en el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, el cantautor compuso esta canción transmitiendo el mismo mensaje pacifista de dicha obra, criticando el imperialismo de los invasores. Pero con esta canción Jara también hacía eco de las ansias del pueblo chileno de llevar a cabo las transformaciones del gobierno de Salvador Allende, que desde antes de asumir su mandato ya era hostigado y boicoteado por la oligarquía nacional y el imperialismo norteamericano.
Víctor Jara es hoy uno de los músicos más reconocidos del movimiento conocido como la Nueva Canción Chilena, surgido en medio de movilizaciones sociales e importantes cambios políticos a fines de los años sesenta, marcados por la expectativa revolucionaria asociada a acontecimientos como la Revolución Cubana, la descolonización africana, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y la Guerra de Vietnam. De manera similar al Nuevo Cancionero Argentino, la Nueva Canción Uruguaya y la Nueva Trova Cubana, los músicos de la Nueva Canción Chilena alzaron la bandera del antiimperialismo y apoyaron procesos revolucionarios de distintas latitudes en el contexto de la Guerra Fría. Aunque este movimiento abarcó un repertorio bastante heterogéneo, podemos caracterizarlo como una multitud de músicos comprometidos políticamente que tomaron elementos musicales del folclor latinoamericano, incorporando sonidos, armonías e instrumentos originarios sudamericanos, mezclándolos con elementos modernos y renovadores que cantaron contra la injusticia social y denunciaron la violencia histórica ejercida contra el pueblo por la clase dominante. Si bien fue el conocido radiodifusor Ricardo García quien bautizó a este movimiento en 1969 al organizar la primera versión del Festival de la Nueva Canción Chilena, éste ya era un movimiento “existente, original y autoconsciente” que se basaba en el compromiso de los músicos con el proceso revolucionario chileno, el cual fue consolidándose en el contexto de la campaña de gobierno de la Unidad Popular.
«Gracias a la vida» es una popular canción de inspiración folclórica chilena compuesta e interpretada por la cantautora Violeta Parra (1917-1967), una de las artistas que sentó las bases del movimiento artístico conocido como la Nueva Canción Chilena. La canción, compuesta por Parra durante su estadía en La Paz, Bolivia 1 abre su álbum Las últimas composiciones (1966), el último publicado por Violeta antes de su suicidio, ocurrido el 5 de febrero de 1967.
En la década de los setenta del siglo XX, cuando las dictaduras arreciaban en Latinoamérica, Violeta Parra compuso una canción titulada ‘Que vivan los estudiantes’, quienes eran de los pocos que se atrevían a protestar por los horrores de los regímenes totalitarios.