El peculiar sonido de este instrumento crea atmósferas inquietantes e hipnóticas, parece mágico, porque para tocarlo el intérprete debe mover brazos y manos milimétricamente como acariciando el aire, pero sin tener contacto físico con él. Hablamos del theremin, un instrumento musical vanguardista, que parece venir del futuro, a pesar de haberse inventado hace un siglo.
Conocido también como eterófono y thereminvox, el primer prototipo fue desarrollado en 1920 por el físico ruso Lev Termen (1896-1993), quien se hacía llamar León Theremin, que aunó sus dos grandes pasiones, la música y la ciencia, para crear el primer instrumento musical electrónico del mundo.
Estudió en el conservatorio de San Petersburgo donde se graduó en violonchelo, en 1916, al tiempo que experimentaba con la electricidad en un laboratorio que había montado en su casa. A los 13 años descubrió las altas frecuencias y los transformadores Tesla y, según cuenta el mismo, el concepto surgió ahí «Tomé en una mano una vara de metal de tamaño medio y obtuve una chispa de alto voltaje acompañada de un sonido de alta frecuencia, observando que un cambio en la distancia causaba una variación en el tono del sonido».
Sus investigaciones se detuvieron en 1917, en pleno apogeo de la Revolución Rusa, cuando fue llamado para realizar el servicio militar, un período que aprovechó para diplomarse como ingeniero de radio militar. En 1920, se reencontró con Abram F. Ioffe, un eminente físico experto en electromagnetismo y radiología, que había sido su profesor y que lo invitó a incorporarse al Physical Technical Institute, dirigido por él, donde lo puso al frente del laboratorio de osciladores eléctricos.
Mientras estudiaba las ondas electromagnéticas, diseñó una técnica que permitía la medición de la temperatura de un gas y un sistema de señales eléctricas que detectaba el movimiento de un hombre dentro de un radio de unos cinco metros. Cuando Ioffe vio el prototipo le instó a buscar otras aplicaciones y Theremin comenzó a experimentar con la capacidad natural del cuerpo humano para conducir la electricidad y almacenar cargas eléctricas. Su idea era que una persona, cuando se encontraba cerca de un circuito eléctrico, podía interferir con la capacidad de este circuito, provocando un cambio en sus parámetros, lo que le permitía activar un dispositivo de alarma por detección de movimiento, pero durante las pruebas observó que el tono del aparato cambiaba cuando aproximaba la mano, emitiendo notas que le recordaban al sonido del violonchelo.